Revista Mercado de Casas

Diseñado por Kengo Kuma, el museo Hans Christian Andersen hace honor a las obras del autor danés creando un mundo lleno de magia y fantasía.

Como si fuera salido de un cuento de hadas, el museo dedicado a Hans Christian Andersen acaba de abrir sus puertas en Odense, Dinamarca. El museo fue diseñado por Kengo Kuma & Associates, el estudio del reconocido arquitecto japonés Kengo Kuma.

El nuevo museo fue anunciado en el 2016 para coincidir con el aniversario 211 del autor y se encuentra detrás de los edificios amarillos de su pueblo natal.

Haciendo honor al hogar de Andersen, la entrada es una construcción con techos de teja que imita las casas tejadas del viejo pueblo de Odense.

De acuerdo al estudio de arquitectura, el museo fue diseñado no solo para contar la vida y la historia de los trabajos del autor danés, sino también para recrear el sentido de imaginación, encanto y aventura de sus obras.

El diseño fue vagamente inspirado por el cuento “El yesquero” (The Tinderbox, en inglés) de Andersen, en el cual un árbol revela la entrada a un mundo subterráneo.

La inspiración del diseño se ve reflejada en los tres pabellones de madera que representan el árbol mágico de la historia. Este espacio alberga un café, un estudio infantil y la entrada a un laberinto subterráneo donde están ubicadas las exposiciones.

En estos espacios subterráneos, la arquitectura se combina con una experiencia artística de sonido, luz y elementos visuales a través de una serie de exhibiciones interactivas. El efecto es mágico, sumergiendo a los visitantes en los mundos de las historias de Andersen.

Los detalles del Museo Hans Christian Andersen

El paisajismo, diseñado en colaboración con los arquitectos daneses MASU Planning, es definido por una serie de arbustos curveados que trazan el contorno de los espacios de exhibición bajo suelo. Los arbustos se conectan mediante una red de caminos adornados con árboles y esculturas.

museo hans christian andersen

A lo largo del jardín, hay ventanas que dan vistazos a los espacios de exhibición subterráneos gracias a un patio hundido repleto de árboles en el centro del jardín y una piscina de vidrio en los jardines. 

Estas ventanas fueron pensadas por el estudio de diseño como “portales del mundo real hacia el mundo de cuento de hadas”.

Estructuralmente, en los pabellones se dejaron al descubierto las vigas de madera de los techos, dando la sensación de estar bajo la copa de un árbol. Por otra parte, la azotea de cada pabellón se convirtió en un jardín, haciendo del techo una extensión del paisaje.

En contraste, la estructura subterránea es de concreto, el cual también se dejó descubierto, con luces y ventanas que dan vistazos a los jardines sobre el suelo. 

Esto crea un contraste entre las áreas oscuras y aluzadas de los espacios de exhibición y, sobre todo, profundiza la ilusión de estar en el mundo mágico de Hans Christian Andersen.

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